jueves, 30 de agosto de 2012

ALUMBRA...


Hace cientos de años, había un hombre en una ciudad de Oriente. Un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En determinado momento, se encuentra con un amigo. EI amigo lo mira y de pronto lo reconoce se da cuenta de que es Guno, el ciego del pueblo entonces, le dice: ¿Que haces Guno, tú ciego, con una lámpara en la mano? Si tú no ves…
Entonces, el ciego le responde: -Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Yo conozco la oscuridad de las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí… No sólo es importante la luz que me sirve a mí sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella.
¿No sabes que alumbrando a otros, también me beneficio yo, pues evito que me lastimen otros que no podrían verme en la oscuridad?-

Cada uno de nosotros puede alumbrar el camino para uno y para que sea visto por otros, aunque uno aparentemente no lo necesite.
Alumbrar el camino de los otros no es tarea fácil, muchas veces en vez de alumbrar, oscurecemos mucho más el camino de los demás. ¿Cómo? A través el desaliento, la crítica, el egoísmo el desamor, el odio, el resentimiento…¡Que hermoso sería si todos ilumináramos los caminos de los demás, sin fijarnos si lo necesitan o no!. Llevar luz y no oscuridad. Si toda la gente encendiera una luz, el mundo entero estaría iluminado y brillaría día a día con mayor intensidad.
Luz, demos luz. Tenemos en Jesús el motor que enciende cualquier lámpara, la energía que permite iluminar en vez de oscurecer. Está en nosotros saber usarla. Está en nosotros ser Luz y no permitir que los demás vivan en las tinieblas.
Lucas 8:16

Nadie que enciende una luz la cubre con una vasija, ni la pone debajo de la cama, sino que la pone en un candelero para que los que entran vean la luz.
Juan 1:5
La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.
Juan 8:12
Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo;el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.

Amiga Némesis eres mi Guno, y el de muchos... 

martes, 28 de agosto de 2012

EL SILENCIO CRECE COMO EL CÁNCER...

    El silencio como mecanismo que mantiene y perpetua el Abuso Sexual Infantil. 
    
    El silencio es dolor. Es ausencia cuando es impuesto. Es ignorancia. Es miedo.

    En el Abuso Sexual Infantil el silencio es el propio cáncer y cada vez crece más y más...

    El silencio del niño o niña abusada dura años por distintas razones, a veces por el vinculo afectivo intenso con el abusador, en donde puede existir como mecanismo de defensa la negación, para evitar una ruptura, separación o división familiar. Otras veces el silencio es impuesto por el abusador, obligando al abusado a callar y/o no contar nada, debido al dominio que este ejerce sobre él, muchas veces con amenazas de daño hacia los familiares. En otros casos, el silencio del niño proviene de un no hablar porque se trata de algo que es innombrable, y que son vivencias, percepciones sin representaciones (simplemente porque no sabe como representarlo). En otras ocasiones los niños no hablan porque no confían en que puedan ser atendidos ni ayudados. El niño calla por angustia de no entender como alguien que debería amarlo, cuidarlo y protegerlo puede también hacerle daño y ocasionarle dolor, llegando a sentir culpa y vergüenza. La edad del niño influirá en su silencio dado a que si es un niño en edad preescolar no tiene instaurados los diques del tabú y no puede razonar si hay algo que esta mal en los actos abusivos, ya que provienen de alguien que tiene un importante rol en su vida. 

    Muchas veces cuando el niño rompe el silencio no se le cree, se desestime el hecho, se duda de su relato. Una madre puede dudar de lo que le cuente su hijo o hija (negando) quizás porque también ella sufrió abuso sexual en su infancia, dándose aquí el abuso y/o transmisión transgeneracional... Puede suceder por lo que he leído en muchísimas historias de sobrevivientes de A.S.I. que la madre habiendo sido abusada en la infancia, piensa que eso es algo que debe suceder porque somos mujeres, de este modo la historia se repite en la hija porque así lo acepta la cultura, o porque lo desestima, lo desmiente o reprime la madre.
    En algún sitio leí que cuando en una generación algo no es hablado por angustia, vergüenza, temor, etc, quedando como lo indecible, pasará a la generación siguiente como innombrable y a la tercera como impensable... Que cierto puede llegar a ser esto...

    El incesto es un acto violento que violenta la subjetividad del niño. Cuando se comete incesto las zonas erógenas se constituyen con marcas en el que a nivel del cuerpo pueden llegar a tener un funcionamiento masoquista, son aquellos niños que rechazan el contacto corporal, desarrollando así el silencio de las palabras. El YO se estructura con una imagen devaluada de si mismo y no pueden hacerse cargo a veces ya no tan solo del lenguaje sino tampoco de su propia motricidad. A la par que el niño se siente elegido y utilizado como objeto amoroso del abusador, también percibe los deseos de destrucción del mismo, es así como el erotismo va unido a la muerte... Si no se les cree cuando hablan, los niños callan dado a que han entendido que no recibirán ayuda. Esta situación los confunde y favorece así la ruptura en el pensar que eso que sucedió no ha sido real. Cuando hablan y luego se retractan quedan nuevamente en silencio, no hablando por la desconfianza que les generan los adultos que deberían protegerlo, quedando así totalmente indefensos.

    Algunos efectos posibles en la subjetividad del niño podrían ser: anulación de la conciencia en cuanto a sensaciones, tendencia a la desconexión, repetición de la vivencia, actitud vengativa frente al mundo, déficit de atención, ligazón del dolor con el erotismo.

    Más importante aún y que no se puede olvidar es el silencio familiar y social, que no es otro que aquel en donde los integrantes de la familia y/o sociedad guardan celosamente el secreto del abuso, en algunos casos conocen los hechos y simplemente los ocultan y en otros casos lo mantienen como mecanismo de defensa de la negación.

    Los A.S.I. sufrimos de A.S.I.: Aislamiento, Silencio e Incomprensión.

    El problema del abuso sexual a nivel mundial ha estado signado por un manto de indiferencia social que se evidencia en el creciente porcentaje de abusos que lamentablemente no se denuncian por la carencia de registros confiables, por la insuficiencia de servicios que presten una atención especializada y de calidad y por la poca coordinación entre los sistemas públicos de salud y justicia. De igual manera la sociedad en general muestra un total desinterés que se demuestra en el mantenimiento de una actitud que minimiza los hechos, caracterizada por el no hablar sobre la violencia sexual, el desconocer su magnitud o por la no denuncia de estas situaciones....

        Por favor no sigamos callando tan aberrantes actos, si nosotras no fuimos ayudadas, ayudemos a otros, alcemos nuestras voces, unámonos en un solo esfuerzo, dejemos a un lado la vergüenza, el miedo,  y forjemos un mejor futuro para muchos que sigan soportando en el silencio... ¡Basta ya! 

    Es duro y muy difícil hablar de lo que nos ocurrió pero cuando empezamos a hacerlo la carga se va haciendo cada vez menos pesada hasta llegar al punto de hablarlo y poder recordarlo haciendo cada vez menos daño y doliendo menos... Pensar en no hablar para no herir a otros es algo con lo que también debemos aprender a lidiar porque lamentablemente todos debemos pagar Karma, y una madre, un padre, un familiar que no nos ayudó a sabiendas de lo que ocurría de igual manera lleva su cruz por dentro, y si el caso fue que no se dio cuenta pues tiene el derecho a saberlo porque tal vez así este ahora mas atento y pueda ayudar a otro... Es mi punto de vista, personal, espero no herir susceptibilidades...

    El silencio crece como el cáncer. La frase es de la ya clásica canciónThe Sound of Silence (El sonido del silencio) escrita por Paul Simon hace 47 años y cantada junto a Art Garfunkel, con quien formó un célebre dueto.

La canción clama por unas relaciones mas cálidas invitando a romper el mutismo entre las personas q estando cerca se ignoran, acorazados en su soledad. En sus metáforas dice q puede ver esa verdad, la comunica con angustia a todos pero es ignorado: nadie me está escuchando, nadie está escuchando a nadie y lucha contra un silencio que crece como el cáncer. Sólo rompe ese mutismo el frío eléctrico y urbano de las luces de neon y graffitis del metro y la ciudad. 



domingo, 26 de agosto de 2012

EL BURRO...


Un día, el burro de un campesino se cayó en un pozo. El animal rebuznó fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo qué hacer.
Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo.
Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle.

Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo.
El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y desesperó horriblemente.

Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra.
El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio…

Con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble : Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra.
Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando…
La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra… el truco para salir del pozo es sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba.
Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos. Usa la tierra que te echan para salir adelante
Romanos 8:28
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,.
2 Corintios 12:10
Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

Recuerda esto cuando pienses darte por vencido...



Nunca subestimes lo que puedes lograr cuando crees en ti mismo...

viernes, 24 de agosto de 2012

EL CORAJE DE SANAR...

    Hoy inicié el recorrido por las páginas de esta guía para supervivientes de A.S.I.

    En mi caso la progresión no fue de la sospecha a la confirmación, siempre lo supe, siempre fui muy consciente de ello, siempre estuvo presente el "INCESTO".
    Aún hoy en día me pregunto ¿Cómo sobreviví a ello?
    
    Hace poco me di cuenta que me disociaba en esos momentos de absoluto asco y miedo...

    Muy cierto, escribir es sanador, es catártico, ayuda mucho en la sanación o curación, como quieran llamarlo.

    "El dolor no engaña". Por supuesto que NO, el dolor que nos siembran en el ser, la mente y el alma, es tan grande que nunca se olvida, aunque sanemos...

    La única salida para terminar con el dolor es pasar por más dolor, culpa, juzgamientos, rupturas familiares, que nos tachen de locas, de estar llenas de odio, todos son dolores fuertes y duros que nos cuestan y dificultan mucho más la sanación, pero son indispensables para lograr nuestra victoria personal, porque es solo nuestra, de nadie mas... Aunque cada una de nuestras victorias, sumadas y aunadas a un mismo fin son la gloria de muchos, unirnos en una sola voz, terminar, acabar con el silencio, la impunidad, los abusos sexuales en la infancia...

    El terror no solo ha silenciado a las victimas, también ha silenciado a los familiares, amigos, conocidos y a la sociedad completa. El miedo al escarnio público, a la vergüenza, al que dirán. Se prefiere callar, guardar silencio ante ésta cruda y terrible verdad que destroza la vida de miles de seres humanos, algunos logramos enfrentarlo ¿A qué costo? y superarlo, otros no corren con la misma suerte...

    La introducción del libro se titula "La curación es posible", solo leí tres cortos relatos y ya las lagrimas se asomaban en mis ojos, (y es que leer el horror de otras supervivientes te hace recordar el propio) el nudo en mi garganta quemaba y no me dejaba emitir sonido alguno.
    No recuerdo si mi padre me amenazaba verbalmente (creo que si lo hacía) pero la sola acción de colocar su revolver 38 a un lado me dejaban muy en claro que no podía ni debía hablar...
    La intimidación siempre estuvo presente, ya que el hecho de ver a un hombre alto, fornido y muy agresivo me hacían ver que ni yo ni nadie podrían contra él.

    Sin embargo en mi caso eso fue una excepción porque a pesar de todo ello siempre hablé, lo conté, pedí auxilio, ayuda, pero JAMÁS la encontré...   

    Todo tipo de abuso sexual es dañino, y el trauma que produce no finaliza cuando acaba el abuso. El o los traumas permanecen durante toda nuestra existencia, pero en ocasiones aprendemos a reconocerlos y a lidiar con ellos, para así mejorar nuestra vida.

    ¿Por qué no puedo recordar que sentía o pensaba en los momentos en que era abusada? Sentía vergüenza con mi madre, sentía que era una mala chica (ya era adolescente) por estar con su marido...

    Alguna vez intenté cortar las venas de mis muñecas, pero fui cobarde para eso... Otras veces solo desee morirme y en muchísimas ocasiones manifesté y desee la muerte de mi padre... Acabo de recordar que pensaba y decía: Ojala se muera como un perro...

    Sentía un dolor terrible y profundo cuando el abuso llegaba al sexo anal, asco y arcadas cuando me obligaba a practicarle la felación... Su inmundo aliento era insoportable.

    ¿Cómo podía sentir placer masturbando a una niña?

    Crecí en una familia disfuncional y parece que solo yo puedo verlo...

martes, 21 de agosto de 2012

LA TRAMPA...

Un ratón, mirando por un agujero en la pared ve a un granjero y su esposa abriendo un paquete. Pensó qué tipo de comida podía haber allí.
Quedó aterrorizado cuando descubrió que era una trampa para ratones. Fue corriendo al patio de la Granja a advertir a todos: Hay una ratonera en la casa, una ratonera en la casa!”
La gallina, que estaba cacareando y escarbando, levantó la cabeza y dijo:
-”Discúlpeme Sr. Ratón, yo entiendo que es un gran problema para usted, más no me perjudica en nada, ni me incomoda”.
El ratón fue hasta el cordero y le dijo:
-”Hay una ratonera en la casa, una ratonera!”
-”Discúlpeme Sr. Ratón, mas no hay nada que yo pueda hacer, solamente pedir por usted. Quédese tranquilo que será recordado en mis oraciones.”
El ratón se dirigió entonces a la vaca, y la vaca le repitió lo mismo.
-”¿Acaso estoy en peligro? Pienso que no” – dijo la vaca.
Entonces el ratón volvió a la casa, preocupado y abatido, para encarar a la ratonera del granjero.
Aquella noche se oyó un gran barullo, como el de una ratonera atrapando su víctima. La mujer del granjero corrió para ver lo que había atrapado. En la oscuridad, ella no vio que la ratonera atrapó la cola de una serpiente venenosa. La serpiente mordió a la mujer.
El granjero la llevó inmediatamente al hospital. Ella volvió con fiebre.
Todo el mundo sabe que para alimentar alguien con fiebre, nada mejor que una sopa.
El granjero agarró su cuchillo y fue a buscar el ingrediente principal: la gallina.
Como la enfermedad de la mujer continuaba, los amigos y vecinos fueron a visitarla. Para alimentarlos, el granjero mató el cordero.
La mujer no mejoró y acabó muriendo. El granjero entonces vendió la vaca al matadero para cubrir los gastos del funeral.
“La próxima vez que escuches que alguien tiene un problema y creas que, como no es tuyo, no debes prestarle atención … ¡piénsalo dos veces!.
Romanos 12:15
Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión.
Gálatas 6:2
Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA...

    De la Constitución Nacional surge que no se puede tratar como culpable a una persona a quién se le atribuya un hecho punible cualquiera sea el grado de verosimilitud en la imputación, hasta que el estado, por medio de sus órganos pronuncie una sentencia penal firme que declare la culpabilidad y lo someta a una pena.

    Sin embargo luego de pronunciarse la pena y la sentencia al victimario, la victima continua con el estigma de la presunción pública de la mentira, el invento, la fantasía, la venganza,  porque la victima muy pocas veces es tomada como creible en un 100%...
    Si es niña o niño se presume un invento, una mentira, una fantasía y hasta la manipulación de parte de un adulto hacía ese niño con el fin único de joderle la vida a otra persona...
    
    Así como se presume la inocencia del imputado por qué no se presume la credibilidad de la victima?
    Es más fácil seguir autoengañandose al creer que el niño es un mentiroso, a ver la realidad poblacional y mundial en cuanto a las altas tasa de Abuso Sexual Infantil y que mayormente son producto de los familiares más  cercanos... Aquellos en los que depositamos una gran confianza o simplemente nunca sospechariamos de una conducta tan aberrante porque sencillamente es contranatura que un padre, un hermano, un tío, etc,  pueda realizar un acto como este...

    Existen determinados delitos en los que su víctima es esencial, como un ñiño (a) o una mujer. En su conjunto es lo que se viene denominando ¿violencia de género?, y a los que de forma un tanto atípica, también se denominan ¿delitos de género?. Curiosamente, las victimas de este tipo de violencia han de explicar ¿por qué? han sido objeto de un hecho delictivo, dar explicaciones acerca de su vida, incluso, a veces, tener que contar intimidades que nada tienen que ver con el juicio por el delito del que han sido víctimas, y que en innumerables ocasiones rayaría la vulneración del derecho fundamental al honor y a la intimidad personal. Esta situación es lo que la doctrina ha venido denominando ¿victimización secundaria o revictimización?. En el momento en que la victima presta sus declaraciones, ya sea ante la instrucción policial, judicial, o en el propio Juicio, en ocasiones, se le hace revivir nuevamente todos los sufrimientos humillaciones y vejaciones, e incluso se han llegado a minimizar los hechos. Lejos de proteger a la victima, se la ha cuestionado y se la expuesto a nuevos sufrimientos. No debemos olvidar que es eso, ¿una victima?, y no tiene que defenderse de nada, puesto que nada ha hecho.

    Pero increiblemente al contrario de esto la victima debe defenderse de todo y todos, porque a pesar de que la presunción del victimario ya no sea tal, la victima continua siendo señalada como una mala persona.
  ¿Por qué el autoengaño? ¿Por qué seguir desconociendo una realidad tan tangible social y familiarmente? ¿Cuantas victimas más hacen falta para que se deje de callar?

    A pesar de las continuas reformas judiciales y penales las victimas siguen siendo victimas aún despues del debido proceso y el fin de la presunción de inocencia del victimario...

   Muchas e inmensas secuelas quedaran en la victima quien tardará años en una completa sanación de su yo interior psiquico y mental. Mientras en muchas otras situaciones el victimario será enjuiciado y sentenciado y aún así gozará del beneficio de una medida sustitutiva de libertad, en la cual quedará bajo presentación mensual ante el tribunal, y alguna que otra restricción como la no salida del país o estado... 
   Es decir que a pesar de ser culpable gozará plenamente de su libertad, como en el caso de la vecina que comenté en alguna de las primeras entradas en este blog, en donde el victimario fue sentenciado a 3 años y 9 meses pero con el beneficio de una medida sustitutiva de libertad como la que ya anteriormente mencioné... 
    No se trata de venganza, no se trata de desear ni esperar daño para la persona que dañó muy conscientemente a otra, pero yo me pregunto ¿En dónde está la justicia? Si ni siquiera esta persona es sometida a un proceso de recuperación con un psicologo o psiquiatra, mientras que la victima irremediablemente termina por voluntad propia en algún tipo de terapia...


 

domingo, 19 de agosto de 2012

TORMENTAS...


Cuentan que un día un campesino le pidió a Dios le permitiera mandar sobre la Naturaleza para que -según él – le rindieran mejor sus cosechas.
¡Y Dios se lo concedió!
Entonces cuando el campesino quería lluvia ligera, así sucedía; cuando pedía sol, éste brillaba en su esplendor; si necesitaba más agua, llovía más regularmente; etc.
Pero cuando llegó el tiempo de la cosecha, su sorpresa y estupor fueron grandes porque resultó un total fracaso. Desconcertado y medio molesto le preguntó a Dios por qué salió así la cosa, si él había puesto los climas que creyó convenientes.

Pero Dios le contestó – “Tú pediste lo que quisiste, más no lo que de verdad convenía. Nunca pediste tormentas, y éstas son muy necesarias para limpiar la siembra, ahuyentar aves y animales que la consuman, y purificarla de plagas que la destruyan…”-

Así nos pasa: queremos que nuestra vida sea puro amor y dulzura, nada de problemas.
El optimista no es aquel que no ve las dificultades, sino aquel que no se asusta ante ellas, no se echa para atrás. Por eso podemos afirmar que las dificultades son ventajas, las dificultades maduran a las personas, las hacen crecer.
Por eso hace falta una verdadera tormenta en la vida de una persona, para hacerla comprender cuánto se ha preocupado por tonterías, por chubascos pasajeros.
LO IMPORTANTE NO ES HUIR DE LAS TORMENTAS, SINO TENER FE Y CONFIANZA EN QUE PRONTO PASARÁN Y NOS DEJARÁN ALGO BUENO EN NUESTRAS VIDAS.
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miércoles, 15 de agosto de 2012

A MI MADRE Y A MI ABUELA...


Hace una semana sentí un deseo urgente de agradecer, decidí hacerlo en el foroGAM, comencé escribiendo sobre mis amistades de infancia y lo mucho que les agradezco por haberme invitado a jugar, por no excluirme a pesar de ser callada, “diferente”, por todas las locuras que hicimos, las travesuras, las risas, luego continué dándole las gracias a mis muñecas de trapo, mis juguetes, mi bici, una enciclopedia de mitología griega que fue mi escape cuando todo a mi alrededor era tristeza, en ese mundo me refugié, cuánto agradezco a los libros por existir, agradecí a la música por transportarme a lugares y permitirme sentir de forma “segura” podía imaginar estar enamorada, enojada, interpretaba personajes, fueron mis mecanismos de sobrevivencia en la adolescencia.

Luego sin previo aviso me descubrí dándole las gracias a mi madre y luego a mí abuela, y de esto se trata esta entrada, de todo lo que salió una vez que me permití sentir lo prohibido, porque tocar a las grandes figuras femeninas en mi familia es sinónimo de excomunión, pecado mortal, no sé cuántos mandamientos he roto al escribir estas líneas, sí les puedo afirmar con total seguridad que ha sido liberador, la carta sigue así:
A mi madre (esta es la primera vez que le agradezco algo) por la vida, porque aunque sé que no me deseaba tan pronto, ni me quería mujer, continuo con el embarazo, por las razones que sea lo haya decidido, me trajo a este mundo, en el que ahora estoy empezando a encajar. A ella que tiene su salud mental deteriorada, como me duele recordar cada paliza que ese hombre al que la sociedad me dice le honre, le llame Padre, le daba cada vez que llegaba ahogado en licor, a ella, a esa mujer que sufre y sufrió por nosotros sus hijos, no pudiste detener a ese hombre de que abusara a tu pequeña, ahora lo comprendo, estabas aterrada, me cuesta perdonarte madre, pero sólo vos sabes lo que sentías en cada golpe, lo siento mucho, me duele lo que tuviste que vivir. Gracias por darme los primeros años de educación, por mucho tiempo fue mi herramienta de supervivencia, por enseñarme el valor de mantenerme unida a mis hermanas y hermano, que nos teníamos sólo a nosotros, es cierto madre, estábamos solos, ¡ya no! hemos crecido, tenemos grietas, muchas cicatrices, pero estamos vivas, tu hijo ya no está con nosotras, se fue donde no pueda sufrir más, lo siento, no pude salvarlo, se lo llevó el maldito abuso, el dolor y la soledad, está tranquilo, dejémoslo descansar, tuvo bastante que soportar; estamos nosotras tus hijas, 3 bellas mujeres, a cada cual más distinta, con dones y defectos, unos comunes, hermanas que admiro y agradezco. Estamos vivas madre, lo hemos logrado, pronto cumpliré 39 años, ¿lo puedes creer? tu niña que soñaba con morir antes de los 20? nunca lo supiste, esos eran mi sueños madre, morir joven, porque creí fervientemente que para mí no estaba hecho este mundo, ni la felicidad, que nadie me podía amar, porque estaba defectuosa, dañada: ¡Sigo viva! 34 años después de ese día, ninguno de los dos logro matarme, ni tú hermano ni tu esposo, ni tu silencio ante los dos. No soy madre, le tuve demasiado miedo a repetir la historia, duele haberme negado ese derecho, estoy en el proceso de perdonarme, ¡es duro mamá! ¡cuánto tiempo sin pronunciar esas palabras! me duelen! ¡eso sos! mi mamá y sin embargo no puedo contar con vos, nunca sabrás la verdad aunque creo que en el fondo si lo sabes, eso te mantiene enferma, la culpa, yo quiero perdonarte, vos viviste un infierno también, ahora lo sé, sos una sobreviviente como yo. Quiero aprender a no despreciarte cada vez que llamas a casa, a tener paciencia para escuchar tus delirios, tus monstruos, estás sola, sé bien lo que es eso, no quiero ser cruel contigo, siento una culpa que me corroe el alma cada vez que te digo adiós antes de que termines de contarme cómo estás, me duele tu enfermedad, tanta es tu negación que no sos capaz de reconocer que lo estás, es duro escucharte, me hace daño, tuve que elegir, lo siento mucho, eras vos o caer en depresión profunda cada vez que llamabas, decidí por mí, no puedo luchar tus batallas, nadie ha luchado las mías, sí puedo acompañarte hasta donde mis fuerzas me lo permitan, eso es lo que quiero intentar con vos, no seré la hija cariñosa, tierna que recordas, ya no soy la chiquita que se quedaba sentada en el mismo lugar por horas, callada, bien portada, ejemplar, te puedo dar mi tiempo, unos minutos, espero aprender a darte un poco más. Por ahora perdona si no cumplo el 4to mandamiento, me destrozas cada vez que me pedís que salude a tu esposo, ¿mi padre? si, ese mismo, me hiere tu necesidad de saber de él, nunca aprendiste a dejarlo ir, tanto daño te hizo, sigues apegada, eso me duele y lo aborrezco, perdona si cuando lo mencionas cambio de tema, así será no sé hasta cuándo, no hago promesas que no se si cumpliré, no quiero hablar de él. Si supieras el trabajo que me ha costado poder escribir estas líneas, sé que es agradecimiento mezclado con resentimiento, disculpa, así lo siento, no soy santa. Me gustaría algún día poder tener muchas cosas más que agradecerte, confío en que así será cuando vaya sanando mis heridas, mi niña está aún muy lastimada.
 Quiero agradecerle a mi abuela por acogernos en su casa, ese infierno donde aún se esconde su hijo menor, donde abusaron de mi, mi hermana y hermano, te agradezco porque de vos aprendí lo que NO quiero para mi vida, relaciones insanas, nunca comprendí tu amor ciego por mi abuelo, tus celos, tu incapacidad de dar amor, tu frialdad ante tus nietos tan necesitados de una caricia, te agradezco tu dureza, todos tus maltratos emocionales, todos tus rechazos, todos ellos me llevaron a amar más a mis hermanos a comprender que necesitábamos estar unidos. De agradecerte algo en positivo sería tus hornados a medianoche, inolvidables, aún recuerdo sus olores, cierto es que nunca los hiciste por nosotros pero te cuento mujer, éramos tus clientes más fervientes, los únicos agradecidos, te  agradezco tus comidas deliciosas, nos salvaste tantas veces del dolor llenando nuestras pansitas, te agradezco por el único amor verdadero que diste mientras te conocí: el amor a mi hermano, a mi flaquito, eso sí que por cuantos años viva lo voy a recordar con extrema gratitud, fue feliz con vos, lo amaste en sus años de oscuridad, no te diste cuenta que tu hijo menor le desbarató el cuerpo, fue duro, vos fuiste la única figura materna que él conoció cuando su madre no regreso del extranjero, por vos fue amado GRACIAS por eso, no soy religiosa, creo en Dios, por ello elevo una plegaria en donde estés a favor tuyo, por ese cariño que tuviste por él y quiero perdonarte, no sé bien tu historia, intuyo no fue un cuento de princesas, te tocó duro por lo que sé, quizás más adelante recupere algún recuerdo menos ligado al dolor, me dará mucho gusto Gexpresarlo, reconocerlo y agradecerlo. Mientras, descansa en paz, tus nietos a los que les diste la espalda cuando te fuiste y a los que nunca llamaste, yo aprendí a consolarlos, darles cariño, abrazarlos y arroparlos por las noches. Ellos te amaron hasta el día de tu muerte, que no te engañe mis palabras de dolor y enojo: ¡también te amé y lloré amargamente! Eras mi abuelita, linda, de cabellos negros ensortijados, de ojos negros profundos, piel clara como la perla, manos hermosas, carcajada sonora, que bella sirena eras, no te dejes engañar por mi enojo, te admiré, te amé, tuviste detalles conmigo, quiero ser agradecida, hoy no los recuerdo, se que existen, mi dolor es aún muy grande, tengo la visión de esos años muy contaminada. Por hoy me despido de vos, quizás otro día, nos encontremos en este camino.
Palabras finales:
A ustedes los que van a leerme discúlpenme, nunca sé cómo voy a terminar un relato, es lo que me salió del alma, me siento en paz de haber sido fiel a mi misma al escribirlo, de no traicionar mis sentimientos, los callé por mucho tiempo. Cuántos descubrimientos tengo ahora de lo que inició como una cartita de agradecimiento...motivo más para dar gracias, respeto mi necesidad de expresión y doy las gracias a mi misma por mantenerme viva.

MOVIENDO MONTAÑAS...


Había dos tribus guerreras en los Andes, una que vivía en el valle y otra en lo mas alto de las montañas. Un día los habitantes de las montañas invadieron las tierras del valle y, como parte del saqueo, raptaron a un bebé de una de las familias del valle.

Los habitantes del valle no sabían como subir a la cima de la montaña. No conocían loa senderos que utilizan los habitantes de ese lugar, ni sabían donde encontrarlos o como perseguirlos en el escarpado terreno.

Aun así enviaron a sus mejores guerreros a escalar la montaña y traer al bebé de regreso.
Los hombres ensayaron un método de escalar y luego otro. Probaron una trocha y luego otra. Sin embargo, después de varios días de e esfuerzos solo habían conseguido avanzar unos pocos metros.
Desesperanzados e impotentes, los hombres del valle decidieron que su causa estaba perdida y se prepararon para regresar a su aldea.
Mientras empacaban su equipos para descender, vieron a la madre del bebé que bajaba de la montaña y llevaba a su bebé a la espalda. ¿Cómo era posible?.
Uno de los hombres saludo y le dijo: “Cómo pudiste escalar esta montaña si nosotros, los hombres más fuertes y capaces de la aldea no lo conseguimos?”
Se encogió de hombros y respondió: “Es que el bebé no era tuyo
Por mi niña escalo, subo y bajo hasta las montañas más difíciles... 

martes, 14 de agosto de 2012

QUITALE EL ANTIFAZ A TU PEDERASTA.


 

Un pederasta, ese monstruo que abusa de niñ@s inocentes, ese que puede ser tu mejor amigo, vecino, tío, padre o abuelo. Ese que puede estar mas cerca de lo que piensas. Quitarle su careta como yo hoy se la quito al mio. Provenía de una familia desorganizada, muy ocupada para dar cariño a hijos que no querían.. Carente de afecto él era perfecto. Muchas veces era nuestro cuidador, era respetado, admirado y muy querido. Impensable que tuviera un antifaz que le quité. Solo tenía cuatro años cuando se ganó mi amor y confianza, era de mi propia sangre. A base de cariño me dio la golosina que carecía, fue poco a poco ganando terreno. Era la que menos cuidaban, dejaban al libre albedrío que creciera sola y con él no me sentía así. Creció la confianza y familiaridad. Así comenzó mis abusos sexuales. Cuando me resistía y trataba de huir nació el miedo a él. Recuerdo una tarde en la que nos reunió y despellejó y destripó a dos conejos delante de nuestros ojos y nos dijo que si hablábamos nos haría igual. En ese momento supe que no era la única y qué era el miedo. Cada vez que me rozaba me paralizaba. Cuando estábamos toda la familia se comportaba como el mejor, el mas adorado y respetado era como si le diesen consentimiento de hacerlo. Un día, levantó mi falda delante de mis padres y cosa de bromas dijeron. El era el poderoso y yo la aterrada. Sentía que me votaban a sus manos cada día. Desamparada y desprotegida pasé a ser una víctima. No había a quien contarle, todos le adoraban y nunca me creían cuando trataba de hacerlo. El era ante los demás coherente, suspicaz y precavido pero detrás era un monstruo, déspota y cruel. Ponía su careta para tapar un horror y se la quitaba para disfrutar de sus logros. A medida que crecía le costaba más pillarme. Trataba de esconderme, de correr, de gritar pero en ocasiones me alcanzaba. Usaba su superioridad ante mi en cada bago intento de esquivarlo. Sin aliento buscaba refugio pero los monstruos salen de cualquier rincón para una niña. Labró mi mente en que las niñas buenas hacían eso y no lo contaban, que si lo hacía sería castigada y degollada como la imagen que jamás borraré. Un día, trágico, me llevó al monte de paseo, allí consumó completamente sus abusos sexuales, me limpió como pudo pero mi ropa quedó manchada de sangre y se puso nervioso, en eso llegaba su esposa y corrió fingiendo que se caía le hizo la zancadilla y se hizo una brecha, utilizó el paño con el que me había limpiado y me dijo que le ayudara así tapó su crueldad disimulando con la herida y nadie sospecho que estuviera manchada de sangre. Las otras veces se las ingenió mejor. Por supuesto murió mi inocencia e infancia, me privó del derecho a perder mi virginidad con quien quisiera, cambie de conducta radical pero nadie se percató de ello, meaba la cama, tenia pesadillas, era agresiva, solitaria y apenas comía. Por ello desde mi testimonio, para que sirva para algo, fíjate con quien dejas a tus hijos y si notas cambios en ellos. Quien menos te esperas puede ser un asqueroso pederasta y hay que quitarles los antifaces para que se acabe de una vez. Se desconfiado porque pensar mal a veces se acierta. No dejes de dar cariño a tus hijos para que nadie se los gane con su carencia. Habla mucho con ellos para que sepas escucharles y ante el mínimo indicio reacciona.

lunes, 13 de agosto de 2012

MIENTRAS MÁS PIERDO, MÁS GANO...



Logrando lo extraordinario


Una de las razones por las que los sobrevivientes seguimos guardando silencio incluso muchos años después del abuso, es el miedo a perder a las personas que son importantes para nosotros. Pensamos: si lo digo, mi madre me va a odiar. Si lo digo, mi padre nunca me perdonará. Si lo digo, mi hermana no me volverá a dirigir la palabra. Si lo digo, mi tío nunca volverá a casa. Si lo digo, la abuela no querrá saber nada de mí. Mi madre se moriría, si yo lo digo. Mi hermano iría a prisión y no lo volvería a ver, si lo digo. Mi prima se alejaría de mí para siempre. Mi esposo me dejaría, si lo digo. La lista sería interminable si cada uno de ustedes da sus razones para no decirlo. La verdad es que es muy probable que al decirlo, las relaciones importantes a nuestro alrededor cambien para siempre y en muchos casos queden irremediablemente rotas.

Recuerdo haber leído en algún sitio: Ninguna familia sobrevive a la revelación del secreto del incesto". Por lo general, sobreviene el divorcio y la desintegración de la familia”. Y pensé, mi madre nunca se divorciara. Seguramente lo que pasaría si lo dijera, es que me odiarán para siempre y no querrían verme jamás. Bueno, mi familia no sobrevivió a la revelación del incesto. Mis padres se divorciaron. Nosotros seguimos juntos aunque en los primeros años posteriores al divorcio, la relación de todos conmigo, no marchaba del todo bien y parecía fracturarse inevitablemente. Afortunadamente luego de una década de malabares familiares, sobrevivimos y seguimos unidos. Mi padre, en cambio, malvivió los últimos años de su vida.
Las pérdidas humanas ascendieron a un número mayor del que yo habría imaginado. La familia paterna en su totalidad se perdió. Primos, primas, tías, tíos, hasta el gato… todos ellos me consideraron demente, loca, traidora, malagradecida, débil. Cargué con toda la culpa según ellos y su código incestuoso de vida. Podemos sumar a las pérdidas humanas, todas las relaciones no familiares que intenté antes, durante y después del proceso de sanar, que ya sea que se alejaron de mí por “ser rara”, por hablar de temas inapropiados y totalmente desagradables (léase incesto), por mi incapacidad para elegir parejas sanas y luego (en consecuencia) por mi incapacidad para mantener una relación de pareja, por estar deprimida todo el tiempo, por estar enojada todo el tiempo; o bien que yo me alejé de ellas por no apoyarme en el proceso de sanación, por abusivas, por machistas, por tratar de controlarme, por no comprenderme, por no quererme, por traicionarme (hubo un tiempo que no estar de acuerdo conmigo, era considerado alta traición), por no pasar mis cuasi imposibles pruebas de lealtad…

El número de bajas ha sido enorme.

Sin embargo, al pasar de los años, llego a una conclusión: no perdí a nadie. No fueron pérdidas. ¿Cómo podría lamentarme por haber perdido al tío que me dijo “Mejor que perdiste tu virginidad con tu padre y no con un desconocido”? Sacar a alguien así de mi vida fue una ganancia. No quiero a un pervertido como él cerca de mis hijos, ni en las reuniones familiares. ¿Podría lamentarme por perder al novio que me presionaba para tener relaciones sexuales cuando yo no lo deseaba? Si no respetaba mis decisiones en aquellos tiempos no veo cómo hubiera llegado a respetarlas luego de 20 años de matrimonio. ¿Me lamento acaso de haber perdido al primo abogado que dijo que estaba tratando a mi padre como a un criminal y que la única culpa soy yo porque no pude mantener la boca cerrada? No, y me alegra saber cuáles son las convicciones de ese abogado para no recomendárselo a nadie que busque justicia. ¿Sería de lamentar haber perdido a la prima psicóloga infantil que dijo que soy una exagerada, que no es para tanto, que debería estar agradecida con mi padre por todo lo que me dio en lugar de echar al viejo a la calle y armar un escándalo?

Si reviso caso por caso me doy cuenta que cada una de esas personas era nociva para mí en alguna forma. Que duele cuando alguien de quien se espera compresión, afecto, apoyo… nos da la espalda. Sí, duele y duele mucho. Pero mientras más rápido se han ido estas personas de mi vida, ha sido menor el daño pues han pasado 14 años desde que dejé de guardar el secreto y han sido 14 años sin estas personas nocivas en mi vida. No quiero imaginar el impacto negativo que cada uno de ellos podría haber causado en 14 años. En cambio, me quedé con las personas que me ayudaron y me siguen ayudando, de una u otra manera, a ser un mejor ser humano cada día. Mi crecimiento personal ha sido enorme, me enorgullezco de ello. El abuso ya no es el tema de mi vida. Es un hecho fundamental, pero sólo eso, un hecho. He tenido grandes logros. He dado pasos firmes. Esas pérdidas, han sido mi ganancia pues esas personas sólo saben tirar hacia abajo y yo voy en franco ascenso.

A ellos, sólo queda decirles: "háganse a un lado que tengo una vida para ser feliz".

CONY DIAZ



domingo, 12 de agosto de 2012

CÓMPLICES POR OMISIÓN...

    El concepto de cómplice es un concepto que se utiliza en el marco del ámbito legal y jurídico para establecer la responsabilidad indirecta que una persona puede haber tenido sobre la realización de determinado crimen. El cómplice es una persona que puede no haber participado directamente en su ejecución, pero que en cambio sí puede haber colaborado para que el crimen se cometiera ya sea facilitando la situación como también evitando contarla una vez cometida.

    Cuando se comete algún tipo de crimen o delito, la justicia debe buscar siempre al culpable directo de tal hecho. En este sentido, el culpable es quien perpetra el acto tanto de manera concreta como de manera intelectual (es decir, quien lo ejecuta o quien lo manda a hacer). Sin embargo, hay otra figura que puede entrar en escena a la hora de juzgar un acto delictivo o criminal, y esa persona es la del cómplice. La particularidad de la figura del cómplice es que por lo que no es el primero quien ejecuta o decide llevar adelante el delito si no quien lo facilita. De todos modos, esto no deja de significar que el cómplice también tiene responsabilidad por el hecho.

    Se entiende por omisión a todo acto de abstención de actuar, así como también el descuido o negligencia de realizar una obligación. La omisión significa que alguien deja o evitar hacer algo con un fin o sin él. En algunos casos, cuando se habla de cuestiones en las que tiene que ver la jurisprudencia o la ética, la omisión puede ser entendida como un delito y convertir a quien la lleva a cabo (voluntariamente o no) en un criminal. La omisión siempre implica una visión negativa de una manera de actuar.

    Un acto de omisión es básicamente evitar llevar a cabo una acción específica. Esta situación de omisión se puede dar, tal como se ha dicho, de manera voluntaria o involuntaria. De todos modos, la posibilidad de que un acto de omisión sea cometido sin mala fe y por un descuido, en algunos casos puede ser aún así punible de castigo si se trata de omisiones que tienen que ver con cuestiones éticas. En este sentido, cuando una persona omite ayudar a otra persona que está desamparada, o cuando un individuo omite las necesidades urgentes de otro, su omisión puede llegar a ser entendida como un crimen por descuido o negligencia. Otro caso muy común de este tipo de omisión es aquel que sucede cuando una persona sufre algún tipo de crimen (robo, asalto) y otra persona omite asistirla o defenderla. En este caso específico, aquel que comete el acto de omisión puede ser visto como cómplice de aquel que cometió el crimen y ser por tanto castigado por ello.

                            “Callar nos puede convertir en cómplices por omisión"

 “El que observa una irregularidad y no la denuncia, se hace cómplice” San Antonio de Padua. 


sábado, 11 de agosto de 2012

¿POR QUÉ NOS LLAMAMOS "SOBREVIVIENTES”?


Quienes hemos vivido abuso sexual en nuestra niñez nos llamamos “sobrevivientes”. ¿Por qué?

Lo primero es mencionar una de las diferencias cruciales entre la violación sexual que sufre una persona adulta y el abuso sexual que sufrimos siendo niñas y niños. En la mayoría de los casos de la violación a una persona adulta el violador huye después de cometer su delito y deja a su víctima abandonada. Muchas veces la persona violada nunca jamás vuelve a ver a su agresor o, si la Policía lo captura, lo reencontrará en el Juzgado, donde si el juez aplica la ley será condenado.


En la mayoría de los casos de abuso sexual en la infancia, la situación es muy diferente: el abusador vive, con frecuencia, en la misma casa de su víctima y se presenta ante ella, por la posición que ocupa en la familia, en diferentes momentos y con caras diferentes.



En mi caso, mi padre, que abusaba de mí, se me presentaba a menudo como un padre preocupado por el bien de sus hijos, cariñoso con sus hijos y conmigo. En otras ocasiones miraba en él el rostro, la mirada del abusador. Para superar esa dualidad, desarrollé un sistema de alerta permanente. Todo mi cuerpo se ponía tieso, en alerta, cuando él regresaba del trabajo y trataba de esquivarlo, de no encontrarme con él.



Niñas y niños abusados por familiares no tienen casi nunca la opción de huir de su hogar para impedir más abusos. En muchos casos, tampoco tienen confianza con otros adultos o adultas de la familia o de fuera de ella para contarles lo que les pasa. La sexualidad es un tema tabú. De “eso” no se habla, no se debe hablar. Además, sienten vergüenza, pena y culpa por haber sido víctimas de “eso”, que a menudo no logran entender. Por eso tienen que “arreglárselo” sólitos, buscar cómo (sobre)vivir, una opción que nunca debería existir en la tierna vida de una niña o un niño.



En mi caso, yo “empaqué” mis experiencias del abuso sexual en pesadillas. Más adelante, durante mi adolescencia, empecé a beber. Por suerte, no llegué a ser adicta al alcohol y logré dejarlo. Tomaba pastillas para dormir profundamente y para no sentir nada. Me comía las uñas. Traté de buscar a personas de confianza para poder hablar con ellas, pero nunca entendieron las señales que les daba y no logré romper el silencio.



Otras niñas abusadas, también niños, tratan de “abandonar su cuerpo” mientras el abusador actúa. Sienten así que no son ellas quienes pasan por eso, sino otras. Otros niños y niñas tratan de olvidar lo que les pasó, pero sólo en sus mentes pueden lograrlo, porque el cuerpo nunca olvida, lo graba todo; de todo guarda huellas y eso se traduce en dolores de cabeza, en gastritis, hasta en enfermedades crónicas.



La tristeza de quienes hemos sufrido abuso sexual en la infancia también puede conducir al suicidio. Yo traté varias veces de suicidarme, creyendo que no tenía derecho a vivir. Cuando pensaba esto, no sabía a qué se debían estos sentimientos porque no recordaba el abuso, que había ocurrido siendo muy pequeña. Había “olvidado”. Por suerte sobreviví a mis intentos de suicidio, mis “angelitos” y los médicos me salvaron. Pero son muchas las personas que no sobreviven y se llevan su secreto a la tumba.



A veces me pregunto si los abusadores experimentarán algún sentimiento de culpa al saber que sus víctimas se han suicidado.



¿Cuántas personas en un hospital psiquiátrico son sobrevivientes y no logran hablar sobre el abuso que sufrieron y, en vez de lograr romper el silencio, reciben medicamentos que les sedan aún más, lo que les mata los recuerdos o se los mantiene en una nebulosa? ¿Cuántas personas adictas al alcohol o a otras drogas son sobrevivientes y tratan de “resolver” sus problemas en la vida cotidiana con esas dañinas adicciones? 

El dolor emocional ante lo que hemos sufrido puede llegar a ser tan fuerte que tratamos de cubrirlo con dolores físicos que nosotras mismas nos causamos. Yo me he cortado muchas veces mis manos con cuchillas, me he quemado la piel con cigarrillos encendidos. Trataba de aliviar de esta forma un dolor emocional que no sabía cómo superar. Cuando entendí de dónde venía ese dolor y dejé de lastimarme, el dolor físico empezó a ceder. Hoy he aprendido cómo superar los dolores emocionales y mi cuerpo me lo agradece.



Otra forma de sobrevivir es minimizar el abuso, decirse a una misma: “Esto le pasa a todo el mundo, no es para tanto”. Escuchamos este “consuelo” decenas de veces en los talleres que hemos dado enseñando a mujeres sobrevivientes de abuso sexual cómo formar grupos de apoyo mutuo para sanar estas heridas. Muchas participantes que reconocieron por primera vez en su vida el abuso sexual que habían sufrido en su niñez, lo dijeron así: “Yo pensé que así era, que así tenía que ser”. Creerlo es su forma de sobrevivir.



Las sobrevivientes y los sobrevivientes de abuso sexual somos personas tan adorables como cualquier otra, con todas las capacidades humanas para vivir a plenitud. Y muchas de nosotras no sólo sobrevivimos, sino que ofrecemos a otras personas la experiencia adquirida en el proceso de sanar. Abrimos ventanas y puertas a otras personas que han sufrido lo mismo que nosotras. Romper el silencio es el primer paso. Nadie está sola, ninguno está solo en su sobrevivencia. Somos muchos. Y es grande el orgullo que sentimos por haber sobrevivido.

*Soy sobreviviente".

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