viernes, 4 de enero de 2013

SILENCIO...

Si no lo hablas no existió...

Cuando algo nos ocurre que no es de nuestro agrado solemos callarlo y hacer como que no ocurió, no existió...

La finalidad del silencio es no hacer ruido y es eso exactamente lo que quieren los agresores, que no hagamos ruido. Pero ese silencio exterior nos destruye lentamente internamente.

Ser violada durante años y hacer silencio, callar, creer que no existió o peor aún hacer como que no sucedió para no sentirnos mal ni hacer sentir mal a los demás, seguir conviviendo día a día con un ser de doble cara y doble moral, que delante de los demás te trata bien pero a solas, entre 4 paredes es realmente quien es, un ser sin sentimientos ni conciencia, que puede volcar sus instintos mas bajos y asquerosos ante un ser indefenso que además es su propia sangre. No importandole el daño que hace físico, emocional y psicológico, las secuelas permanentes de estos abusos que se repiten una y otra vez durante años.

Callamos para no herir. ¿Herir a quién? Si las heridas fuimos nosotras. Callamos durante años, otras lo hacen durante toda su vida para evitar el dolor de un sin fin de personas a nuestro alrededor. Que ironía, cuando rompemos el silencio la mayoría de esos seres nos hacen mas daño del que ya nos habían hecho, siempre pensamos en no herirlos y ahora ellos nos hieren una y otra vez. Nos atacan, nos hacen ver como unas locas, putas, malas, a causa de que fuimos abusadas y no pudimos superarlo.

Superarlo? Quién supera eso? A mi parecer nadie, solo aprendemos a sobrevivir con ello, aprendemos a aceptar los comentarios, los juzgamientos, las malas caras. Y aunque no nos demos cuenta de ello lo hacemos muy bien. Y esto es cuando hablamos, cuando rompemos el silencio, porque mientras no lo hacemos luchamos continuamente con los fantasmas que nos atormentan.

A veces, el silencio es la peor mentira. Miguel de Unamuno (1864-1936) Filósofo y escritor español. Que gran verdad, hacemos del silencio una farsa en nuestras vidas y en la vida de todos aquellos que a nuestro alrededor terminan por mirar a otro lado. La mentira de que no ha pasado nada, mientras que realmente nos destruimos día a día y ni siquiera somos capaces de verlo. 
 
Callar ante una realidad como lo es el abuso sexual infantil no es más que mentirnos a nosotros mismos y a los demás. Logrando con esto la impunidad de muchos agresores que viven también su mentira ante un mundo que los ve como grandes hombres y/o mujeres, trabajadores, luchadores, respetuosos y por sobre todo mucho mejor que la victima. 
 
Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena. Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio. Mas claro, imposible. Es nuestro silencio lo que permite que atrocidades como el A.S.I. se sigan sucediendo una y otra vez, a cada segundo, en cualquier parte del planeta. Que la impunidad siga reinando. 
 
El factor común que aparece en todos los casos de abusos es el fenómeno del silencio. Se despliega en varias  personas: 
1) El silencio de la persona abusada que puede tener o no, la connotación de un secreto. 
2) El silencio del abusador que siempre es un secreto - por su funcionamiento psíquico perverso – .
 3) El silencio de los familiares,  que podría estar determinando la transmisión transgeneracional del abuso mencionado. 
4) El silencio de algunos profesionales encargados de atender a estos niños. 5) El silencio de muchos  integrantes de la sociedad sobre el tema de los abusos infantiles, por el afecto de rechazo y horror que les genera el tema.
Poniendo la atención en la presencia de tantos silencios, no se puede mas que ver la realidad. Primero, que los mismos rodean y mantienen el abuso sexual infantil en diferentes niveles. En segundo lugar considero que la condición mediante la cual, el abuso sexual infantil se perpetúa en el tiempo cronológico de una misma persona, es la existencia   del silencio sobre lo que acontece entre la persona abusada y el abusador.
 
Así que por favor rompamos el silencio... 
 
La verdad es reemplazada - por el silencio,
y el silencio es una mentira..