martes, 22 de mayo de 2012

DÍA INTERNACIONAL DE LA FAMILIA...



    El Día Internacional de la Familia se celebra cada año el día 15 de mayo desde 1994. Esta fecha fue proclamada en 1993 por la Asamblea General de las Naciones Unidas (A/RES/47/237) haciendo eco de la importancia que la comunidad internacional le otorga a la familia. El Día Internacional de la Familia es la ocasión propicia para promover la concienciación y un mejor conocimiento de los procesos sociales, económicos y demográficos que afectan a este importante núcleo de la sociedad.
    En la resolución A/RES/62/129 la Asamblea General también observó que que las disposiciones relacionadas con la familia que figuran en los textos aprobados en las grandes conferencias y cumbres de las Naciones Unidas celebradas en el decenio de 1990 y en sus procesos de seguimiento continúan proporcionando orientación normativa sobre la manera de reforzar los componentes de las políticas y los programas centrados en la familia, como parte de un enfoque amplio e integrado del desarrollo.

    La familia, según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, es el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la protección de la sociedad y del Estado. Los lazos principales que definen una familia son de dos tipos: vínculos de afinidad derivados del establecimiento de un vínculo reconocido socialmente, como el matrimonio —que, en algunas sociedades, sólo permite la unión entre dos personas mientras que en otras es posible la poligamia—, y vínculos de consanguinidad, como la filiación entre padres e hijos o los lazos que se establecen entre los hermanos que descienden de un mismo padre. También puede diferenciarse la familia según el grado de parentesco entre sus miembros.
    No hay consenso sobre la definición de la familia. Jurídicamente está definida por algunas leyes, y esta definición suele darse en función de lo que cada ley establece como matrimonio. Por su difusión, se considera que la familia nuclear derivada del matrimonio heterosexual es la familia básica. Sin embargo las formas de vida familiar son muy diversas, dependiendo de factores sociales, culturales, económicos y afectivos. La familia, como cualquier institución social, tiende a adaptarse al contexto de una sociedad. Esto explica, por ejemplo, el alto número de familias extensas en las sociedades tradicionales, el aumento de familias monoparentales en las sociedades industrializadas y el reconocimiento legal de las familias homoparentales en aquellas sociedades cuya legislación ha reconocido el matrimonio homosexual.

     La familia es considerada la base de la sociedad.

    La familia es el lugar de crecimiento, donde encontramos protección y seguridad

    Que pena me da... La base de la sociedad, lugar donde encontramos protección y seguridad... Y quien se supone que provee esa protección y seguridad? Los padres, pero cuando estos no estan capacitados psicologicamente para hacerlo entonces quien protege a los menores? Uno de los padres ha de ser quien lo haga, pero a veces ninguno de los dos lo hace.     He pensado que a veces la madre de una familia donde se comete abuso sexual infantil no suministra la seguridad requerida por sus hijos como debe ser. ¿Por qué? Por miedo, verguenza, terror, temor a perder a su pareja, temor al que diran, temor a dañar o perder la imagen de familia, la base de la sociedad... 
    El Día Internacional de la Familia es una oportunidad en todo el mundo, para que las familias demuestren su solidaridad y reflexionen sobre cómo mejorar la relación entre todos sus miembros. El papel de la familia es esencial en la recuperación física y emocional del niño que ha sufrido de abuso sexual. La atención que se le ha de proporcionar a este niño no debe únicamente centrarse en el cuidado de sus lesiones físicas, sino debe ser coordinada entre distintos profesionales dándole también atención psicológica. El niño que sufre o sufrió algún abuso sexual sufrirá consecuencias de corto y de largo plazo. 
    Es esencial el papel de la familia en la protección y seguridad de un niñ@ que es abusado sexualmente dentro de su propio hogar y por un familiar. Pero que pasa cuando la familia se hace de la vista gorda? Cuando la familia vive su día a día como si nada ocurriera, mientras que ese pequeño ser sufre las atrocidades y perversiones de un degenerado?
    A eso se le puede ver como la base de la sociedad? Existen millones de familias que viven con un pervertido y niñ@s que sufren el A.S.I. durante meses o años sin que la familia le brinde la seguridad y protección que necesitan.
    El 15 de mayo pensé durante todo el día y hasta el día de hoy en el que logro escribir esto, sobre la importancia de la familia. Que Dios bendiga a las familias que a pesar de los escasos recursos económicos, de la precaria situación en la que puedan vivir, de los problemas y discusiones, brindan a cada uno de sus integrantes la seguridad y protección que necesitan. 
    La familia incestuosamente abusiva que controla y vigila la totalidad de las actividades de sus miembros no puede ser la base de una sociedad. 

     El agresor (un integrante de la familia) ejerce un control sobre su víctima, a través de la sugestión, de mentiras, chantaje afectivo, intimidación y/o utilizando la violencia. En el abuso intrafamiliar, la víctima depende de manera vital de su abusador, está en situación de dependencia extrema, y si es muy joven, sin distancia afectiva y social que le permita defenderse de su abusador.
   En el abuso sexual, las experiencias extremas son el goce sexual, la manipulación de los lazos afectivos, un discurso culpabilizante, la obligación del silencio y del secreto. Las consecuencias de ello son la aparición de efectos traumáticos (angustia, miedo) y también la adaptación de la niña y niño a la situación, teniendo en cuenta su dependencia del abusador y el proceso de sumisión y manipulación que éste le impone.
  Los efectos de la traumatización se manifiestan rápidamente una vez comenzado el abuso, pero la víctima, a pesar del sufrimiento, mantiene una distancia con respecto a su abusador. El carácter traumático del abuso sexual es porque el actuar del adulto se sitúa fuera del cuadro habitual del niño. Ello altera la percepción y emociones respecto a su entorno, crea una distorsión de la imagen que tiene de sí mismo, de su visión de mundo y de sus capacidades afectivas. El niñ@ sabe que algo anda mal, que no está bien la situación que está viviendo, aunque no logre entenderlo. Espera recibir ayuda de parte de su familia, y a cambio solo recibe silencio...

  Esta situación desencadena estrés, angustia y pérdida de energía psicológica en el niño, la que necesita para continuar creciendo, y que es desviada para adaptarse a ese cambio de contexto. También los cambios del comportamiento del padre perturban la relación del niño con su cuerpo y el descubrimiento de su sexualidad. Niña y niño afrontan brutalmente la visión concreta de una sexualidad adulta, percibida como diferente e impresionante, sin tener elementos para comprender esa diferencia. La confusión se refuerza por la ambigüedad de las actividades del abusador que trata de normalizar las relaciones o minimizar el sufrimiento de la víctima. El aislamiento y la ausencia de puntos de referencia refuerzan la angustia y la culpabilidad inducida por el abusador. Así, la víctima sólo tiene a ese adulto como referencia de normalidad y de ley.
     Así que mientras ese niño o niña espera recibir ayuda soporta los constantes abusos físicos y psicológicos... Es un proceso recurrente y progresivo, el niño vive con el temor de su repetición, ello amplía la angustia y agota las reacciones defensivas más estructuradas. El agresor es parte de su "cuerpo familiar", el niño no puede nombrarlo o denunciarlo.
Nadie lo ayuda... 
    Los niños de los que se abusa sexualmente presentan una hipersensibilidad frente a diversos estímulos que les recuerdan los hechos abusivos. Las reminiscencias de los acontecimientos traumáticos se expresa por medio de estados disociativos.

    ¿QUÉ ÉS DISOCIACIÓN?
     De acuerdo con Putnam (Putnam, 1994), disociación es un proceso que produce una alteración en los pensamientos, sentimientos o actos de una persona de forma que, durante un periodo de tiempo, ciertas informaciones que llegan a la mente no se asocian o integran con otras, como sucede en condiciones normales.
    Por otro lado, M. Steinberg (Steinberg, 1994) comenta que las experiencias disociativas se caracterizan sobre todo por una “compartimentalización de la consciencia”. Esta expresión se refiere al hecho de que ciertas experiencias mentales de las que se espera normalmente que se procesen juntas y al mismo tiempo (pensamientos, emociones, sensaciones, recuerdos y el sentido de la identidad), se encuentren aisladas funcionalmente unas de otras permaneciendo en algún caso inaccesibles a la consciencia o a su recuperación mnésica voluntaria. Más abajo comentaremos las ideas de Holmes et al.  (2005) y Cardeña (1994) al respecto.
    Por otro lado, la última revisión del DSM IV postula que  “…disociación es el proceso en el cual las funciones normalmente integradas de la consciencia, identidad, memoria o percepción del ambiente están interrumpidas”. A su vez la OMS (CIE 10, 1992) sostiene que los Trastornos Disociativos  poseen un rasgo común consistente en “la pérdida parcial o completa de la integración normal entre ciertos recuerdos del pasado, la consciencia de la propia identidad, ciertas sensaciones inmediatas y el control de los movimientos corporales”.
    Más recientemente, Butler, Duran, Jasiukaitis, Koopman y Spiegel (1996) ven en la interrupción de la atención y del control voluntario un elemento central en la definición de disociación.
    En este sentido, la disociación puede ocurrir en el ámbito de la percepción (p.ej. atención focalizada como en la absorción), conducta (p.ej. acciones automatizadas como conducir un coche), afecto (p.ej. el embotamiento de la respuesta emocional ante circunstancias abrumadoras), memoria (p.ej. amnesia de acontecimientos traumáticos) e identidad (como la inseguridad respecto de la propia identidad durante una despersonalización).
    En adolescentes puede darse el consumo de drogas, como equivalente, desafiando a la droga y experimentar la sensación de controlarla; y además por su efecto que le da la sensación de goce comparable a la que el abusador les había hecho sentir.
  También la víctima puede presentar un síndrome persistente de hiperactividad e hipervigilancia, dificultades para conciliar el sueño, terrores nocturnos, dificultades de concentración y para terminar una tarea, comportamientos agresivos. En situaciones menos graves la víctima muestra un carácter irritable, con dificultad para adaptarse a los cambios y manejar la frustración e imprevistos, por miedo a perder el control y no controlar las emociones. En casos más graves, en que la víctima recibió abusos por largo tiempo, y sobre todo con violencia física, hay frecuentes explosiones de cólera imprevisibles, es el miedo el que desencadena la agresividad.
Asustada por el fenómeno de revivificación, la víctima trata de evitar pensamientos y sentimientos asociados a los abusos. Sus mecanismos defensivos hacen reducir contactos con el mundo exterior, es la "anestesia psíquica y emocional" o el estado de evitación e insensibilidad. Los síntomas son: resistencia a determinado lugar, aislamiento social con tendencia a replegarse y detenciones bruscas en juegos habituales, pérdida de interés en actividades que eran atractivas antes del abuso.
    Disminuye la capacidad de sentir emociones asociadas a la intimidad, contacto físico y sexualidad. En edad escolar aparecen trastornos de aprendizaje con caída brusca del rendimiento, perturbaciones en la concentración y memoria, sobre todo ligadas a los acontecimientos traumáticos. La no-simbolización en la memoria de la experiencia, crea luego dificultades para describir con detalle las circunstancias del abuso.
  La víctima, para resistir la agresión, utiliza estos mecanismos disociativos, entregando su cuerpo al agresor, porque no tiene otra alternativa, pero refugiándose en su pensamiento.

    La alienación sacrificial aparece a mediano plazo en el proceso relacional del abuso sexual. La interacción abusiva se "circulariza" a tres niveles. Actuaciones del abusador, respuesta adaptativa de la víctima y necesidad de cohesión de la familia.
    La víctima es objeto de un proceso de "resocialización secundaria" bajo la influencia de su abusador. La víctima se adapta a la intimidad de este proceso tratando de salvar lo que le es posible salvar. El niño o niña cree que por su culpa la familia se acabará y creyendo que la salvará, calla.
   El abusador intenta aislar a la víctima de su entorno inmediato, responsabiliza a la madre saboteando la confianza en ella de la víctima y amplía su aislamiento, "si le cuentas a tu madre no te creerá" o "ella sabe muy bien de esto". El abusador también crea un clima de terror con amenazas físicas, de asesinato colectivo a toda la familia, suicidio, etc. Entonces la resocialización forzada es resultado del contenido de los mensajes y del carácter paradójico de la comunicación con el abusador, y comunica su drama con trastornos de comportamiento que denuncia en forma encubierta.
    Así, el niño preescolar y escolar tiene dificultad para percibir su situación como abusiva y anormal, y como resultado recibe una revelación tardía y no convincente. Por su parte los jóvenes poseen vocabulario y nivel de desarrollo que les da más autonomía e independencia, pero el abuso los ha perturbado gravemente, por eso la denuncia es impulsiva, no reflexiva y a menudo poco convincente.
    En otros casos, la víctima tiene un funcionamiento bien adaptado a nivel familiar y escolar y aparece externamente como un niño normal, sin problemas, lo que dificulta la credibilidad de su revelación. A veces tratan de convencer a la víctima del carácter imaginario del contenido de su experiencia. Las enormes dificultades del niño para romper la ley del silencio y el aislamiento son mal aceptadas por los adultos, es difícil creer que la víctima haya podido tolerar la situación tanto tiempo sin decir nada, pero se olvida que el niño está atrapado por alguien que, por su posición y rol, tenía la función de educarle y protegerle.
    Luego de denunciar hay alto riesgo de retracción, depende de las intervenciones exteriores a la familia, cómo escuchen, asistan y protejan a la víctima y su revelación. La denuncia fuera de la familia supone una perturbación que hace peligrar la homeostasis familiar y también de los sistemas institucionales que rodean al nño (en los cuales deposita su secreto).
    La crisis de divulgación puede ser insoportable para todo implicado y dirigen mensajes directos o indirectos a la víctima, para obligarle a callar o retractarse, y la víctima sacrifica la ilusión de salvar una vez más lo que se pueda salvar, nuevamente se ofrece para mantener el "equilibrio familiar" (pero no es él quien debe mantener ese control) y del entorno social, preservando la homeostasis familiar y de los sistemas implicados, puede incluso vivir su retracción como un alivio.
 
    No hay niño preparado psicológicamente para hacer frente al estímulo sexual. El niño que es víctima de un abuso prolongado, usualmente desarrolla una pérdida de autoestima, tiene la sensación de que no vale nada y adquiere una perspectiva anormal de la sexualidad. Puede volverse muy retraído, perder la confianza en todos los adultos y hasta llegar a considerar el suicidio. Pueden también tener dificultades para establecer relaciones con otra personas, a menos que tengan una base sexual. Algunos niños abusados se convierten en adultos que abusan de otros niños o ejercen la prostitución. 
    Y todo esto lo generó la familia, LA BASE DE LA SOCIEDAD, por un lado el agresor y por el otro los complices por omisión... 
    Ayuda de http://www.inocenciainterrumpida.net/sobreasi/consecuencias.htm


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