lunes, 12 de marzo de 2012

NO MAS SILENCIO...


No hay peor ciego que el que no quiere ver, ni peor sordo que el que no quiere oír...


    Frase popularizada en la Biblia, aunque es mucho más antigua.
¿La tenemos en cuenta? Sobre todo en nosotros mismos. ¿A cuántas cosas no seremos ciegos, sordos o ambas por simples prejuicios, ideas esquematizadas u otras rigideces mentales?
    ¿Sabemos escuchar e interpretar lo que otros intentan decir? ¿Realmente nos esforzamos por comprender al otro ante cada frase o gesto? ¿O damos por obvio que "entendemos" por que "lo conocemos holgadamente"?

    El mejor ejemplo de lo que planteo aquí, Madres, hermanas (os), amigos, vecinos, que aunque ven o conocen del hecho, lo sospechan,  de niños (as) abusados sexualmente (bien sea, violación, actos lascivos, tocamientos, o como quieran llamarlo) , ellos prefieren creer que el niño miente, que inventa, o simplemente hacerse los locos, convirtiéndose así en cómplices por omisión. 


 El LIBRO de MATEO 13:13-17,  dice:


"Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado. Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo NO VEN, y oyendo NO OYEN, NI ENTIENDEN. De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo:



De oído oiréis, y NO ENTENDERÉIS;

Y viendo veréis, y NO PERCIBIRÉIS.

Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado,

Y con los oídos oyen pesadamente,
Y han cerrado sus ojos;
Para que no vean con los ojos,
Y oigan con los oídos,
Y con el corazón entiendan,
Y se conviertan,
Y yo los sane" (ver también Mc. 4:1-12 / Lc. 8:4-10 / Is. 6:9 / Is. 42:19).

Y como bien dijo Jesucristo mismo también: "¡¡ENTIENDA EL QUE PUEDA!!" (Mt. 19:12)

    ¿Es mejor mantener una mentira, esperando en la creencia de que las cosas son, cuando no lo son, o declarar la realidad originando el quiebre inminente de muchas cosas? 

   Todas las formas de violencia contra la niñez, pero sobre todo el abuso sexual perpetrado por personas en las que los niños confían y hacia quienes sienten lealtad, destruye para siempre los sentimientos básicos de felicidad, protección y seguridad que se asocian a la presencia de esa persona. Esta enorme e irreparable pérdida es el precio que pagan los abusadores y que sufren los niños y las niñas, pero que rara vez se reconoce. La muerte de una madre o de un padre, aunque trágica para un niño, puede llorarse, al tiempo que se atesora el recuerdo de la relación. La mayoría de los niños se recuperan de esas pérdidas. Perder al padre o a la madre porque se convirtieron en algo peligroso e incomprensible, deja para toda la vida un permanente sustrato de pesar y desesperación.

    El hecho de que gran parte de los abusos ocurran en el entorno familiar, significa  también que tiende a volverse una acción repetitiva, que suele comenzar en la infancia y se prolonga por varios años. El miedo, los confusos sentimientos de lealtad, el no entender lo que les está pasando y el no contar con adultos confiables y comprensivos, a diario atrapa a millones de niñas y niños en impenetrables barreras de silencio. (como me ocurrió a mi, que lo calle porque los cómplices por omisión, no me apoyaron) Aprendemos de qué manera el abuso en el hogar puede influir en los caminos de la vida cuando los niños deciden abandonar sus familias en pos de un mundo más seguro, sólo para seguir siendo explotados como objetos comerciales.

    En las niñas y niños que han vivido y sobrevivido a este tipo de experiencias en su infancia, coexisten la vulnerabilidad y la resiliencia. (se refiere a la capacidad de los sujetos para sobreponerse a períodos de dolor emocional y traumas. Cuando un sujeto o grupo (animal o humano) es capaz de hacerlo, se dice que tiene una resiliencia adecuada, y puede sobreponerse a contratiempos o incluso resultar fortalecido por los mismos). Son como árboles en islas azotadas por los vientos, golpeados por tormentas, doblegados, pero aferrados con determinación, adaptándose para poder vivir. Estos son los niños y niñas con quienes nosotros los adultos necesitamos establecer alianzas fuertes para empezar a ‘romper el silencio’. Primero tenemos que ganarnos su confianza y respeto, y ellos no deben dudar de nuestra confianza y nuestro respeto.

  Juntos, debemos convencer al mundo entero de que no hay nada más honorable que proteger, amar, respetar y cuidar a la nueva generación, y nada más deshonroso que dejar de hacerlo. Ayúdenme a no seguir callados, mi familia me dio la espalda, pero la historia esta vez no se repetirá. Yo sí le creo a mi niña, yo sí la apoyo y así debe hacerlo cualquier persona que tenga el conocimiento de  que esto esta sucediendo, NO seamos cómplices por omisión, por vergüenza, por no herir, por muchas otras razones de las cuales ninguna es valida.

   En estos casos es mejor arrepentirse de lo que hicimos y no de lo que dejamos de hacer...

   El tema del abuso sexual infantil merece que la comunidad mundial lo tome en serio. Es una invasión de la zona más íntima de un niño, una transgresión a la integridad física y psicológica, y de las normas morales del niño y de la sociedad. Crea temor en la niña o el niño y puede causarle daño físico y mental de por vida. El estigma y la vergüenza que rodean al abuso sexual infantil en todas las sociedades, a menudo llevan a que el niño enfrente a solas el daño que sufre. La revelación del abuso rara vez conduce a la condena del abusador, (como en mi caso, y como quieren hacerlo con el de mi niña) y más bien se culpa y se juzga al niño.


   El abuso sexual y la explotación infantil se definen como: «...la imposición de actos sexuales, o de actos con connotación sexual, a un niño o niña, por parte de una o más personas.» El abuso sexual infantil se refiere al acto abusivo inmediato contra un niño o niña, y es la base de la explotación de ese niño o niña; incluye manoseo indecente, penetración y tortura sexual, así como exposición indecente, el uso de un lenguaje sexual explícito dirigido al niño o niña, y mostrar material pornográfico. Las personas que abusan sexualmente de un niño o niña pueden tener una relación emocional o profesional con ese niño o niña, en la que explotan su posición de confianza y poder. Sin embargo, los niños y las niñas pueden ser sexualmente explotados por abusadores o terceras partes que tienen un interés comercial o de explotación en el niño o niña.


   Muchos análisis y estudios de cada país indican que el abuso sexual contra niñas y niños tiene lugar en todos los ámbitos.  A pesar de la falta de datos, está claro que la mayoría de los perpetradores son personas conocidas para el niño o la niña. El perpetrador suele ser una persona de sexo masculino, y lo más inquietante es que, muchas veces es alguien en quien el niño o la niña debería poder confiar para que le proteja, como sería el padre o el padrastro, un hermano o un amigo, un oficial de la policía, un líder religioso o un docente.

   El primer paso vital es que el niño o niña se atreva a contárselo a alguien. Así pues, la disposición de los adultos a escuchar a niños y niñas es crucial para protegerles contra el abuso sexual. Muchos padres y madres practican lo que sólo puede tildarse de conspiración de silencio en torno a temas de índole sexual, y al abuso sexual en particular. Podría ser que los docentes y otros adultos que trabajan con la niñez tuvieran prohibido, o les resultara muy difícil, dar información sobre temas sexuales a niños y niñas.

   Si un niño o una niña que ha sido abusado sexualmente no puede encontrar a nadie con quien hablar ni a quien pedirle protección, es probable que el abuso continúe. Lo mismo podría suceder cuando se denuncia el abuso. Lamentablemente sigue habiendo una abrumadora evidencia de que los niños y niñas sexualmente abusados corren un riesgo mayor de seguir siendo victimizados una vez que denuncian el abuso.

   Este es el caso en muchos entornos educacionales, en el lugar   de trabajo, en sistemas de justicia formales e informales, e incluso dentro del sistema de protección de la niñez. Hay también casos de miembros de la familia que asesinan a sus hijos o hijas por el hecho de haber sido violados. Por lo general, las actitudes subyacentes hacia las niñas y los niños muestran una obvia necesidad de educación en torno a los derechos de la niñez, así como de enjuiciar a los perpetradores. Una importante conclusión es que las diferentes formas de violencia contra niñas y niños están interrelacionadas. Por ejemplo, es común que una niña o niño que es sexualmente abusado ya haya vivido otras formas de violencia. Las niñas y los niños que han huido de sus hogares suelen dar como principal razón la violencia y el abuso por parte de sus progenitores. Una vez que dejan sus hogares, se vuelven vulnerables a mayor violencia y al abuso sexual en la comunidad, en las calles, en las instituciones y en el
trabajo. Este efecto secundario de la violencia, del abandono y del abuso sexual no debe subestimarse, puesto que les deja sin protección alguna contra la explotación sexual. Los miembros de los hogares encabezados por niños o niñas también están particularmente en riesgo. Es así que, conforme va creciendo, ese mismo niño o niña puede ser víctima de diferentes perpetradores en varios entornos. Una niña o niño puede sufrir a diario acoso sexual y violación, e incluso nacer en esclavitud sexual, como por ejemplo, cuando crece en un prostíbulo. Niñas y niños pueden ser abusados a cualquier edad, y varios estudios señalan que la edad promedio está bajando cada vez más. El abuso puede ser también extremadamente violento, y ser perpetrado por varias personas a la vez.


   Algunas recomendaciones de mi parte como victima, sobreviviente, vuelta a revictimizar, seria: 
  • Incluir los temas del abuso sexual y la violencia contra la niñez en los planes de estudio de los programas de educación de profesionales que entran en contacto con la niñez.
  • Brindar servicios de salud y orientación en temas sexuales que estén adaptados para la niñez. Fortalecer la capacidad de los servicios de salud para que puedan identificar a niñas y niños que estén siendo abusados o que estén en riesgo de serlo, y para que puedan manejar casos de ese tipo.
  • Demostrar la naturaleza criminal del abuso sexual infantil, responsabilizando a los perpetradores. Desarrollar para los trasgresores programas de rehabilitación que incluyan consejería grupal entre congéneres para jóvenes trasgresores.
   En otro momento hablaré sobre el abuso sexual en el hogar y en la familia...



  

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