martes, 13 de marzo de 2012

ES MAS COMÚN DE LO QUE IMAGINAS, EN EL HOGAR...


    El abuso sexual en el hogar y en la familia.



       Los informes de los países claramente indican que el hogar y el entorno inmediato son los sitios donde los niños y las niñas son sexualmente abusados por personas que tienen el deber de cuidarles. Padres, tíos, padrastros, hermanos, abuelos, primos, vecinos, personas que trabajan en la casa y amigos de la familia, están entre las personas más comúnmente citadas como los perpetradores. Los progenitores pueden también vender a sus hijos e hijas con fines de explotación sexual, tal vez sin sospechar cuál es el propósito. Los estudios señalan el fuerte impacto emocional y la confusión que experimenta el niño o niña al ser sexualmente abusado por personas en las que normalmente debería confiar y de las que depende, y al no ser protegido o defendido por otros miembros de la familia.
    Cada vez más, el hogar y el entorno local de niños y niñas están siendo afectados por los aspectos negativos de la economía global de mercado, que les hace más vulnerables a la trata de personas, por ejemplo. La tecnología moderna permite que en cualquier parte se pueda tener acceso a la explotación sexual infantil por medio del Internet y de los teléfonos celulares; la producción de pornografía infantil por Internet puede también hacerse desde el hogar. Los hogares que son encabezados por niños o niñas por causa del vih/sida, de guerras, desastres naturales y genocidio, por ejemplo, hacen que los niños y las niñas sean vulnerables a la explotación sexual. En un hogar, las niñas mayores pueden verse obligadas a realizar favores sexuales a cambio de dinero, de productos básicos, de protección, o para pagar la escuela de sus hermanitos. Puede haber familias enteras sin protección alguna de una persona adulta. La explotación sexual de estos niños y niñas rara vez se lleva a juicio, y es poco lo que se hace para brindarles protección. Las causas fundamentales del abuso están usualmente en las actitudes que conciernen al género, el poder y la sexualidad. A los niños y las niñas se les suele ver como la propiedad del hombre que encabeza el hogar, y los gobiernos se guardan de interferir en las vidas privadas de sus ciudadanos, prefiriendo ignorar los derechos de la niñez sexualmente abusada. Muchos niños y niñas sexualmente abusados reportan que la mayoría de los miembros de la familia desconocían la situación. Dicen que sus progenitores no les creerían ni aceptarían lo que les dijesen. Muchas veces los niños y las niñas creen que pueden ser objeto de amenazas y castigos si cuentan lo que les pasa y si sus padres se enteran.

     Los estudios de los países señalan que las niñas y los niños desarrollan a temprana edad actitudes y comportamientos sexistas, los que pueden originarse al observar en sus mayores y congéneres patrones de género abusivos y un comportamiento agresivo. Estas actitudes también tienen su explicación en la ausencia de políticas eficaces contra el abuso sexual infantil y en la negación del fenómeno por parte de los sistemas religiosos y de orden moral. El diálogo sobre temas sexuales entre miembros de la familia puede ser un tabú, y puede inhibir la expresión de sentimientos. Otros factores son el abandono emocional de niñas y niños, y la falta de conocimientos sobre lo que es un desarrollo saludable. A muchos niños y niñas no se les brinda el espacio para ejercer sus derechos o expresar sus opiniones.
Los ejemplos de buenas prácticas suelen centrarse en la niñez y hay ejemplos notables de iniciativas tomadas por niños y niñas para mejorar su propia situación y la de sus semejantes. Estas actividades son también importantes para empoderar a niñas y niños y para fortalecer su resiliencia. Pero cabe reconocer que la responsabilidad global la tienen los adultos; en última instancia, el gobierno tiene el deber de proteger a todas las niñas y niños en su jurisdicción. Sin embargo, es importante que el gobierno consulte e involucre a la niñez en el proceso de elaborar políticas y programas dirigidos a erradicar el abuso sexual infantil.
Es vital contar con servicios de salud a los que niños y niñas tengan fácil acceso para que los servicios públicos estén seguros de brindar a la niñez la información necesaria sobre la manera de protegerse contra el abuso sexual y sus potenciales efectos, como es el caso del vih/sida. El servicio de salud pública, incluido el servicio dental, necesita poder identificar a niños y niñas en situación de riesgo y a aquellos que hayan sido abusados, para así dar seguimiento a los casos. Existen ejemplos de obras de teatro, dramatizaciones, películas y medios de comunicación que desempeñan un papel vital en la promoción de los derechos de la niñez, y que han dado por resultado cambios de comportamiento en progenitores y adultos, así como la creación de grupos de apoyo para que los niños y las niñas crezcan en un ambiento confiable. De esta manera se brinda apoyo a la niñez para que reconozca y pueda hacer frente a comportamientos potencialmente lesivos.

Recomendaciones:
• Asegurar que a las niñas y los niños se les trata como derechohabientes y que toda violencia y abuso sexual en su contra, independientemente de donde ocurra, se reconozca como una transgresión de sus derechos humanos.
• Desarrollar y fortalecer los sistemas de protección de los derechos de la niñez.
• Brindar información sobre el abuso sexual infantil, en los idiomas locales y para niñas y niños con capacidades distintas, que esté adaptada para la niñez y sea apropiada para la edad.
• Brindar servicios sociales y de salud a niñas y niños que viven sin un adulto que los cuide.
• Abordar los asuntos subyacentes que pueden causar abuso sexual infantil, como por ejemplo, el abuso de poder, la pobreza, el desequilibrio de género, la falta de derechos en niñas y niños y las prácticas tradicionales nocivas.
• Brindar una amplia gama de oportunidades para aprender sobre buenos patrones de crianza, desarrollo infantil y derechos de la niñez.
• Alentar a los hombres y a los niños a abordar la discriminación de género y las formas dominantes de masculinidad, para así brindar a niños y niñas modelos positivos y figuras
paternas que puedan emular.
• Empoderar a las mujeres y a la niñas para que fortalezcan su posición en la sociedad a fin de poder abordar el abuso sexual infantil para así brindar a niños y niñas modelos positivos y figuras maternas que puedan emular.
• Brindar servicios en salud sexual y reproductiva que estén adaptados para la niñez.
• Alentar el diálogo en la familia y las ventajas de que niños y niñas tengan amplia participación en los asuntos familiares.
• Sensibilizar sobre el derecho de la niñez a la protección, y sobre la relación que hay entre diferentes tipos de violencia contra la niñez, aclarando, incluso a los niños y niñas, cuáles son los comportamientos aceptables y cuáles los inaceptables.

Diez recomendaciones de los niños y la niñas contra el abuso sexual infantil:

1. El abuso sexual es malo y no debe suceder
2. Dígales que dejen de hacerlo – es difícil admitirlo
3. Es muy difícil salirse de la explotación sexual y del comercio sexual
4. Escúcheme y créame lo que le digo
5. Hábleme y esté para mí cuando lo necesite
6. Necesito sentirme seguro y protegido, y decidir cómo se va a manejar mi caso
7. Quiérame, apóyeme, nosotros los niños sabemos lo que necesitamos
8. Ayúdeme a resolver las cosas
9. Dejen que mi abusador se responsabilice por lo que hizo
10. No me pongan etiquetas y déjenme vivir mi vida



1. El abuso sexual es malo y no debe suceder
Los niños y niñas expresaron repudio hacia los adultos que están explotando sexualmente aniños y niñas y sintieron una profunda traición ante el hecho de que no se estuviera haciendonada al respecto. Asimismo se sintieron impotentes cuando otros niños y niñas se aprovechaban de ellos.

2. Dígales que dejen de hacerlo – es difícil admitirlo
Para niños y niñas lo más importante es que se detenga el abuso. Sin embargo, ellos demandan que la acción que se tome para detener el abuso no le cause daño al niño o la niña, o a quienes cuiden de ellos. En muchos casos, se criminaliza a la niña o niño, se le trata mal y se enfrenta con estigma cuando presenta el alegato de abuso. La persona que se ocupa de ese niño o niña también puede ser lastimado por la sociedad y quedarse con pocos medios económicos para sostener a su familia, si el perpetrador es quien mantiene el hogar.

3. Es muy difícil salirse de la explotación sexual y del comercio sexual
Los jóvenes involucrados en el sexo comercial hablan conmovedoramente sobre sus experiencias. Sus voces reflejan que saben que son víctimas del abuso, su necesidad de que se les tome en serio, su subyacente sentimiento de culpa, y las dificultades que enfrentan cuando revelan el abuso sexual y tratan de salirse del sexo comercial.

4. Escúcheme y créame lo que le digo
A niños y niñas les suele suceder que no les creen cuando revelan el abuso. Sus familias y losmiembros de su comunidad pueden castigarlos con dureza, tanto sicológica como físicamente,en particular cuando la persona acusada pertenece al mismo entorno.

5. Hábleme y esté para mí cuando lo necesite
Las niñas y los niños dicen que quieren adultos en quien puedan confiar y que puedan estar ahí para ellos. Ellos necesitan hablar sobre sus experiencias y sentimientos, pero han sentido cómo los adultos se retraen cuando niños y niñas cuentan sus historias. Ellos quieren una respuesta inmediata de los adultos que salga del corazón. En ocasiones sólo quieren a alguien que esté con ellos aun cuando no tengan nada que decir. En otros momentos, necesitan que los adultos les den seguimiento y los cuiden, aunque no puedan expresar esos deseos claramente. Lo que no necesitan son promesas que no se cumplen.

6. Necesito sentirme seguro y protegido y decidir cómo se va a manejar mi caso
Niños y niñas buscan seguridad y se sienten seguros cuando les acompaña un adulto. Ellosquieren adultos que sean personas seguras con límites claros y explícitos. Quieren adultos enquien puedan confiar y quienes estén en contacto con sus propias vidas e ideas, para que loscuiden. Quieren que se les proteja ante la peor de las tempestades y poder sentirse tranquilos. Quieren una protección adecuada, no sobreprotección. En ocasiones, los niños y las niñas quieren seguir manteniendo sus historias en secreto y pueden no tener certeza sobre cuándo y a quién le contarán sus historias.

7. Quiérame, apóyeme, nosotros los niños sabemos lo que necesitamos
La niñez quiere respeto, amor y cuido incondicionales. Quieren que los miembros de la sociedad se responsabilicen por ellos y estén abiertos al afecto y el cuido. Asimismo, quieren estar a cargo de sus propias vidas y que se respeten sus experiencias y sus puntos de vista.

8. Ayúdeme a resolver las cosas
Las niñas y los niños quieren justicia. Justicia puede ser que el perpetrador pida perdón, que se le envíe a los tribunales o que la comunidad y la sociedad condenen el abuso. También podría significar que se reconoce la ira y el dolor del niño o niña, y que se le apoye de todas las formas posibles.

9. Dejen que mi abusador se responsabilice por lo que hizo
Si el abusador es alguien cercano al niño o niña, éste podría desear que aquel reconociera lo que hizo y se convirtiera en una persona en la que se pueda confiar. Por consiguiente, a losabusadores debe dárseles la oportunidad de que tomen plena conciencia de sus acciones dañinas y de las consecuencias de éstas para el niño o la niña. Sin embargo, muchos niños y niñas piensan que el abusador debe recibir un castigo severo y quieren que sufra las consecuencias de sus actos.

10. No me pongan etiquetas y déjenme vivir mi vida
Los niños y las niñas quieren vivir vidas plenas y utilizar su creatividad tanto como le sea posible. Quieren continuar con sus intereses, su educación o su trabajo. Quieren que se lesayude a recuperarse y se les vea como los individuos únicos que son y no se les reduzca a lacondición de víctimas ni se les etiquete de ninguna otra manera como algo relacionado con el abuso. Quieren que se les respete también por sus experiencias de vida aun si toma tiempo sanar y recuperarse.


Culpando a la víctima

    Naturalmente que no es fácil revelar a los adultos incidentes de abuso sexual, debido a que es una experiencia muy personal y dolorosa. Pero además, el estigma social y los sentimientos de culpa al respecto son también importantes factores que impiden que los niños y las niñas informen a sus familiares. Muchas veces la situación social es tal que los niños y niñas sexualmente abusados son a quienes primero se culpabiliza y se les juzga, y son los que más sufren de cualquier denuncia, puesto que a los abusadores rara vez se les castiga.

Para romper el círculo vicioso de la
violencia

    Los conceptos de los derechos y la participación de la niñez son bastante nuevos en casi todas las sociedades. La Convención de los derechos de la niñez fue adoptada por las Naciones Unidas en 1989, aunque ya al principio del siglo XX Eglantyne Jebb, la fundadora de Save the Children, había insistido en los derechos de la niñez y en la responsabilidad que tienen los adultos en el otorgamiento de esos derechos. Casi siempre se sigue considerando que niños y niñas son propiedad de la familia y que están bajo su jurisdicción. Lo mismo ocurre en las sociedades occidentales que tienen como norma la familia nuclear y los derechos individuales. Casi todas las demás sociedades del mundo se basan en alguna clase de cuidado comunal, lo que implica que se comparte la responsabilidad por la niñez y a los niños se les ve como un bien para toda la comunidad. Sin embargo, en ambas situaciones la familia y la comunidad tienden a considerar que el abuso sexual contra la niñez son una vergüenza y un infortunio para sí, y a no comprender debidamente el daño que se le ha causado a la víctima. Diferentes formas de abuso sexual, como es la violación a infantes y las violaciones por parte de extraños pueden provocar indignación generalizada, pero al mismo tiempo existen muchas prácticas abusivas que forman parte de tradiciones culturales aceptadas, como son los matrimonios a temprana edad, los varios ritos de transición, prueba de virginidad y la falta de seguimiento al abuso sexual en nombre de la víctima. El abuso sexual y la explotación infantil constituyen graves trasgresiones de los derechos humanos de las niñas y los niños. La Convención de Naciones Unidas sobre los derechos de la niñez protege en particular a la niñez contra todas las formas de violencia física y emocional. El abuso sexual implica una invasión física y sicológica, así como una ruptura de la confianza. Las consecuencias pueden dejarse sentir durante todo el ciclo de vida. El abuso sexual daña la salud y el desarrollo de la víctima y la priva del acceso a muchas esferas de la vida. Por ejemplo, el abuso sexual es uno de los factores que provoca deserción escolar en la niñez. Las niñas corren mayor riesgo, ya que las normas sociales en materia de género las dejan con poca o ninguna protección real. Aun las niñas de muy poca edad pueden quedar embarazadas, y tanto los niños como las niñas pueden resultar infectados por el vih/sida. Si su familia y su comunidad les rechaza, pueden verse obligados a irse a un entorno desconocido, donde pueden estar expuestos a mayor violencia, explotación y abuso sexual. La falta de protección contra la violencia hacia la niñez en general, el silencio que rodea los abusos —al negar o minimizar su ocurrencia— y la falta de seguimiento a los perpetradores, pueden ocasionar un círculo vicioso de violencia que se mantiene a lo largo de varias generaciones  (como ocurrió en mi caso) La investigación indica que hasta un tercio de los perpetradores de abuso sexual infantil pueden ser otros niños o niñas menores de 18 años, y en otras formas de violencia la proporción puede ser aún mayor. El alto nivel de violencia entre congéneres no implica, sin embargo, que todo niño o niña que ha sido víctima de violencia se convierte en un perpetrador. Sino más bien implica que las culturas de violencia engendran violencia. La tolerancia a la violencia contra la niñez puede ser alta hasta en las sociedades democráticas que viven en paz. Otra razón que cabe destacar es la baja posición que ocupa la niñez en la sociedad, y la falta que tienen los propios niños de un entendimiento cabal de sus derechos y de su importancia. A la niñez no se le dan las debidas oportunidades para que participe en la sociedad, y los adultos ni les escuchan ni les toman en serio cuando quieren revelar casos de abuso sexual. No hay que olvidar, sin embargo, que muchos niños y niñas víctimas de abuso se convierten en protagonistas activos en búsqueda de una solución para su propia situación y la de sus congéneres.  Ganar confianza A pesar de la desoladora situación que enfrenta la niñez víctima de abuso sexual, hay motivos para ser optimista. Hay una creciente sensibilización y debate en torno al tema, se han hecho enmiendas a las leyes y a los procedimientos judiciales y los gobiernos y las organizaciones han puesto en práctica un caudal de medidas y proyectos dirigidos a prevenir el abuso sexual y a proteger a la niñez. La protección y el empoderamiento de la niñez van a ir aumentando si estos avances conducen a que los gobiernos retomen plenamente su responsabilidad de combatir el abuso infantil, a una mayor evaluación de los programas y a una mayor participación de la niñez y la juventud en la educación entre congéneres y en el diseño de la implementación de los programas.

    Los gobiernos están elaborando políticas y marcos nacionales y diversas organizaciones están participando en el fortalecimiento de la capacidad de las personas encargadas de brindar atención a la niñez. Sin embargo, se necesita asegurar suficientes presupuestos para poner enpráctica estrategias relevantes y aumentar la cooperación entre todas las partes para que haya un seguimiento eficiente. El objetivo de este informe es describir e investigar algunos de esos cambios mediante estudios de las buenas prácticas y el señalamiento de la falta de avance en ciertas esferas. El informe también hará recomendaciones concretas al estudio de la ONU sobre la manera de abordar el abuso sexual infantil. Otro objetivo de este informe es escuchar la voz de la niñez. Los estudios que conforman los antecedentes del informe provienen todos de información proporcionada por niñas y niños. Asimismo, las futuras estrategias e intervenciones contra el abuso sexual infantil deberán basarse cada vez más en las experiencias, puntos de vista y participación de la niñez. La niñez necesita el apoyo de los adultos. Si han sido víctimas de violación y de abuso sexual necesitan atención y apoyo durante mucho tiempo para que puedan recuperar la confianza en sí mismos y en el mundo adulto. 
    Los progenitores y las familias, por lo tanto, pueden también necesitar apoyo mediante políticas y programas de bienestar sociales, a fin de fortalecer sus habilidades como progenitores y su comprensión de la importancia de los derechos humanos para sí mismos y para su prole. También pueden necesitar apoyo para que puedan orientar a sus hijos e hijas de tal manera que se revele el verdadero potencial de estos niños y niñas para beneficio de toda la familia. Este tipo de apoyo para las familias puede ser un mecanismo poderoso para prevenir la violencia contra la niñez. La comunidad en la que vive la familia también puederequerir apoyo mediante políticas nacionales y mediante la acción y la promoción de medidas por parte de los propios miembros de la comunidad en un afán por prevenir y proteger a la niñez de la violencia y el abuso sexual. Como se señala en este informe, los niños y las niñas están participando en la sociedad y son plenamente capaces de interpretar e influir en sus propias vidas. Asimismo, están actuando para enfrentar la violencia y el abuso sexual. Una asociación significativa entre adultos, niños y niñas requiere respeto y confianza mutuos, además de un compromiso sostenido y de largo plazo. Este proceso requiere que los adultos dejen atrás algunas de sus perspectivas tradicionales y asuman el reto de entablar un diálogo con la niñez en el idioma y desde la perspectivas de la niñez. Tal asociación podría transformar los inevitables desequilibrios de poder y de posición entre adultos y niños de ambos sexos, y por lo tanto, es fundamental en la lucha contra el abuso sexual y la explotación de la niñez. El primer paso en este proceso de transformación es escuchar a la niñez e involucrarla, junto con la juventud, en el diseño de programas eficaces de prevención y recuperación. El siguiente paso es buscar una reconexión con nuestras propias experiencias personales y entender el sufrimiento que estamos causando a otras personas cuando repetimos la violencia y el comportamiento humillante y degradante. Una vez hecho eso, no deberá ser difícil pronunciarnos, y así cada uno de nosotros puede ser un agente de cambio.


¿Qué dicen las estadísticas y la investigación?

    Las estadisticas dicen que los paises con mayor indice de abuso sexual infantil son:

Suráfrica, Canadá, Nicaragua, Rumania, Siria, Uganda, Bangladesh, España, Nepal, Colombia,Ruanda, Brasil, Mozambique. Pero OJO Venezuela no escapa de esta realidad...


Biografia: Estudio de la  ONU sobre la violencia contra la niñez.



















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